Los alelos son variantes de un gen específico, como las distintas letras de una
palabra que cambian su significado. Estos pedazos de ADN, ubicados en el mismo
lugar del cromosoma, determinan características heredables en los seres vivos.
Cada individuo hereda dos alelos para cualquier localización genómica en la que se

observe tal variación, obteniendo uno de cada progenitor. Hay diversas
características de gran relevancia cuando hablamos de los alelos, aquí nombraremos
las tres más importantes:
1. Los alelos pueden ser dominantes o recesivos. El alelo dominante se expresa
y enmascara la presencia del recesivo. Por ejemplo, el alelo para el color de
ojos oscuros es dominante sobre el de ojos claros.
2. Homocigotos y Heterocigotos: Un organismo puede tener dos alelos iguales
(homocigoto) o dos diferentes (heterocigoto) para un gen. Esta combinación
determina cómo se manifiesta la característica.
3. Alelos Múltiples: Algunos genes tienen más de dos alelos en una población,
como el grupo sanguíneo humano (A, B, AB, O). Esta diversidad genética es
clave en la adaptación y la evolución.
Los alelos son fundamentales en la genética y tienen aplicaciones
asombrosas. En el caso de la medicina personalizada los alelos pueden revelar
predisposiciones genéticas a enfermedades (por ejemplo, el gen BRCA1 está
relacionado con el riesgo de cáncer de mama); por otro lado, tenemos el ejemplo de
la agricultura, en la que la ingeniería genética utiliza alelos para desarrollar cultivos
resistentes a plagas o para obtener mayor rendimiento.