Las células somáticas son las obreras incansables del cuerpo humano,
componiendo la gran mayoría de nuestras células. A diferencia de las células
sexuales, las somáticas no están implicadas en la reproducción, pero son esenciales
para el crecimiento, mantenimiento y funcionamiento del cuerpo. Estas células llevan
a cabo una amplia variedad de tareas vitales, desde la construcción de tejidos hasta
la respuesta inmunológica.
Las células somáticas son diploides, lo que significa que tienen dos juegos
completos de cromosomas, uno heredado de cada progenitor. Este conjunto genético
completo permite la expresión de todas las características físicas y funcionales del
individuo. Durante el desarrollo embrionario, las células somáticas experimentan
procesos de diferenciación para convertirse en células especializadas, como células
musculares, neuronas o células sanguíneas. Esta especialización, denominada
diferenciación celular, permite la formación de tejidos y órganos con funciones
específicas.
Aunque las células somáticas tienen una vida limitada y eventualmente
mueren, algunas, como las neuronas, pueden durar toda la vida de una persona. La
replicación celular continua de las células somáticas está relacionada con el proceso

de envejecimiento. A medida que las células se dividen, los telómeros, las
estructuras protectoras en los extremos de los cromosomas, se acortan,
desencadenando un reloj molecular que finalmente dicta el destino de la célula. Esto
está directamente vinculado al proceso de envejecimiento y diversas enfermedades
relacionadas con la edad.
Dentro de sus múltiples aplicaciones, las células somáticas se utilizan en
terapias celulares para tratar enfermedades y lesiones. Por ejemplo, en la terapia de
reemplazo celular, las células somáticas pueden ser manipuladas y trasplantadas
para reemplazar células dañadas en enfermedades como la diabetes o la
enfermedad de Parkinson. Así como también tienen un rol crucial en la investigación
biomédica, donde el estudio de su comportamiento y diferenciación ayuda a
comprender mejor las enfermedades y desarrollar tratamientos más efectivos y
personalizados.