El centrómero es una estructura fundamental que asegura la correcta
segregación de los cromosomas durante la división celular, garantizando que cada
célula hija reciba la dotación genética correcta. Durante la mitosis, los centrómeros
aseguran que los cromosomas se alineen correctamente en el huso mitótico y se

separen hacia los polos opuestos de la célula. Sin embargo, su función va más allá
de ser un simple supervisor de la segregación cromosómica. Esta región única del
genoma, constituida por secuencias de ADN específicas y una variedad de proteínas,
también desempeña un papel crucial en la estabilidad genética y la evolución. Su
estructura altamente conservada a lo largo de las especies revela su importancia
ancestral y su contribución continua a la diversidad biológica.
Sus aplicaciones más relevantes se relacionan con su uso en el estudio de
enfermedades genéticas, ya que algunas mutaciones en las secuencias del
centrómero o en las proteínas asociadas a éste, pueden dar lugar a errores en la
segregación cromosómica, provocando enfermedades como el síndrome de Down.
También, su estudio es ampliamente investigado en la terapia génica, donde
comprender el orden, función y detalles precisos de los centrómeros es esencial para
garantizar que los genes insertados en terapias génicas sean transportados y
heredados correctamente por las células hijas.