Un contig es básicamente un grupo de partes o secuencias de ADN que se
superponen parcialmente, formando en conjunto una representación continua de una
región genómica.
Imaginemos que estamos tratando de ensamblar el genoma completo de un
organismo, como una bacteria o incluso un ser humano. Estos segmentos de ADN
superpuestos, son como piezas de un rompecabezas gigante, que nos permiten
juntar y ordenar los fragmentos de ADN para obtener una imagen más clara y
completa de todo el genoma. Esto es crucial para entender la estructura genética de
un organismo y así identificar genes específicos relacionados con características
importantes, como lo son la resistencia a enfermedades o la producción de ciertas
proteínas.
En el campo de la medicina, nos permiten mapear regiones genómicas
asociadas con enfermedades hereditarias o estudiar la variabilidad genética entre
diferentes poblaciones. También son útiles en la ingeniería genética, donde pueden
ayudar a diseñar organismos modificados genéticamente para diversos fines, como
la producción de medicamentos o la biodegradación de contaminantes ambientales.