Los cromosomas sexuales son una pareja especial de cromosomas, que
llevan consigo las instrucciones genéticas que definen nuestro sexo biológico, es
decir, si somos seres masculinos o femeninos. En las mujeres, se hereda un
cromosoma X de cada progenitor (XX), mientras que los varones, heredan el
cromosoma Y del padre que se unirá al cromosoma X de la madre (XY).
En el ámbito médico, los cromosomas sexuales se convierten en una
herramienta crucial para el diagnóstico de ciertas condiciones genéticas. Por
ejemplo, el síndrome de Turner, que se trata de una condición que afecta a las
mujeres y se caracteriza por la ausencia total o parcial de un cromosoma X. Este
ejemplo muestra cómo las variaciones en los cromosomas sexuales pueden tener
consecuencias clínicas.