La deriva genética se refiere a los cambios aleatorios en la frecuencia de
alelos en una población a lo largo del tiempo. A diferencia de la selección natural,
que opera con una mano firme y selectiva, la deriva genética es como una brisa
evolutiva que sigue un curso incierto.
Se manifiesta con mayor fuerza en poblaciones pequeñas, donde la
variabilidad genética puede fluctuar debido a eventos aleatorios, como por ejemplo,
la muerte de individuos que llevan ciertos alelos. También puede resultar en la
pérdida de alelos en una población, fenómeno conocido como deriva genética por
fijación, o en la fijación de alelos raros. En poblaciones más grandes, su impacto es
menos notorio, pero en grupos reducidos, puede conducir a cambios significativos en
la composición genética a lo largo de las generaciones.
El análisis de la deriva genética es una herramienta crucial para comprender
la historia evolutiva de las poblaciones. Estudios que analizan la variación genética
en grupos aislados o con historias demográficas específicas pueden revelar patrones
de deriva genética, informando sobre cómo las poblaciones han evolucionado a lo
largo del tiempo. Además, tiene implicaciones en la conservación de la biodiversidad.
En poblaciones pequeñas, como las que enfrentan peligros de extinción, la deriva
genética puede llevar a una pérdida de variabilidad genética, lo que aumenta la
vulnerabilidad a enfermedades y disminuye la capacidad de adaptación.