La inserción es el proceso mediante el cual segmentos de ADN son
incorporados en el genoma de un organismo, alterando su composición genética de
manera específica y controlada. En el escenario microscópico, la inserción despliega
su magia al integrar con precisión nuevos fragmentos de ADN en la secuencia
genómica. Este fenómeno puede ocurrir de manera natural, mediado por elementos
móviles como transposones, o ser inducido en el laboratorio para modificar genomas
con propósitos específicos.
Una característica indiscutible de la inserción es su capacidad para ser
direccionada. Los científicos pueden diseñar secuencias de ADN específicas,
conocidas como vectores, para insertar genes deseables en lugares precisos del
genoma, abriendo un vasto abanico de posibilidades en la ingeniería genética.
Las inserciones cromosómicas pueden tener consecuencias importantes para
la salud, ya que pueden interferir con la expresión normal de los genes cercanos al
sitio de inserción. Por lo tanto, el estudio de dichas inserciones es crucial para
comprender las bases genéticas de enfermedades hereditarias y para el diagnóstico
de trastornos genéticos. Por otro lado, en la investigación biomédica, la inserción se
utiliza en la creación de organismos modificados genéticamente (OMG) con fines
terapéuticos. Por ejemplo, en la terapia génica, se pueden insertar genes corregidos
en células afectadas por enfermedades genéticas para restaurar funciones normales.