Los pares de bases son los cimientos mismos de la herencia biológica. En el
baile genético, hay dos tipos de parejas: adenina (A) emparejada con timina (T), y
guanina (G) entrelazada con citosina (C). La regla es clara: A siempre baila con T, y
G se enlaza invariablemente con C. Esta armonía de pares de bases forma los
escalones de la famosa escalera en espiral del ADN. Esta fidelidad molecular es la
clave de la estabilidad y la replicación del ADN, garantizando que la información
genética se transmita fielmente de una generación a otra. Cuando una célula se
divide, cada cadena de ADN se replica y se separa, y gracias a la precisión en la
formación de los pares de bases, se generan dos copias idénticas.
La danza de las bases no solo ocurre en el ámbito biológico, sino que ha

inspirado avances tecnológicos asombrosos. La técnica de secuenciación de ADN,
por ejemplo, utiliza la complementariedad de las bases para leer y decodificar la
información genética. En la medicina, comprender estos pares de bases es esencial
para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades hereditarias.