Imaginemos una intrincada red de hilos que conectan una generación tras
otra, revelando los secretos de nuestra herencia genética. Eso es el pedigrí, un mapa
genealógico que plasma de manera gráfica la ascendencia y descendencia de
individuos, destacando características genéticas y posibles patrones hereditarios.
El pedigrí, también conocido como árbol genealógico genético, presenta una
serie de símbolos y líneas que dan vida a la historia biológica de una familia. Cada
símbolo representa a un individuo, con líneas que conectan padres e hijos, revelando
la transmisión de genes a lo largo de las generaciones. Los círculos representan a
las mujeres, los cuadrados a los hombres, y las líneas horizontales conectan a
parejas, dando forma a un relato visual que desentraña la complejidad de la
herencia.
Es un aliado invaluable en la genética médica, permitiendo identificar patrones
hereditarios de enfermedades genéticas, facilitando así la predicción de riesgos y el
correcto asesoramiento genético. En el campo de la cría selectiva, el pedigrí es
esencial para trazar líneas de sangre en animales y plantas, optimizando las
características deseadas. En investigaciones sobre la genética de poblaciones, se
transforma en una herramienta crucial para comprender la variabilidad génica y
rastrear la propagación de ciertos alelos a lo largo del tiempo.