En su esencia, un rasgo es una característica observable y medible de un
organismo, una manifestación visible o detectable de su patrimonio genético. Desde
la textura de la piel hasta la predisposición a ciertas enfermedades, los rasgos
ofrecen una ventana a la complejidad y la diversidad inherente a la vida misma.
Los rasgos pueden surgir de la influencia de los genes, los factores
ambientales o una interacción compleja entre ambos. Podemos observar una
diversidad de rasgos, que pueden clasificarse en cualitativos, como el color de los
ojos, o cuantitativos, como la estatura o la presión arterial.

Las aplicaciones de este conocimiento son vastas y profundas,
abarcando desde la agricultura hasta la medicina y más allá. En el campo de la
agricultura, los científicos y los agricultores han cultivado plantas con rasgos
deseables, mejorando los rendimientos y la resistencia a enfermedades. En la
medicina, los estudios genéticos han arrojado luz sobre las enfermedades
hereditarias, permitiendo diagnósticos tempranos y tratamientos personalizados.