La sustitución, en el contexto genético, es el reemplazo de una base
nitrogenada en la secuencia del ADN por otra. Estas bases, conocidas como adenina
(A), timina (T), citosina (C), y guanina (G), son los bloques de construcción de
nuestras instrucciones genéticas.
Las sustituciones pueden clasificarse en dos categorías principales. Las
transiciones ocurren cuando se reemplaza una purina (A o G) por otra, o una
pirimidina (T o C) por otra. Las transversiones, por otro lado, implican el cambio de
una purina por una pirimidina o viceversa.
En ocasiones, una sustitución puede no tener ningún impacto en la proteína
resultante, debido a la redundancia del código genético. Otras veces, puede dar lugar
a cambios significativos que afectan la estructura y función de la proteína. A lo largo
del tiempo, las sustituciones han sido las herramientas clave en el proceso de
evolución. Cambios en la secuencia genética permiten la adaptación a nuevos
entornos y desafíos.
Algunas sustituciones pueden ser responsables de enfermedades genéticas
hereditarias. Un solo cambio en la secuencia del ADN puede resultar en la
producción de proteínas defectuosas, dando lugar a condiciones como la fibrosis

quística o la anemia falciforme.