El ácido ribonucleico (ARN) es como el interlocutor que lleva las órdenes del
ADN y coordina las acciones de la célula. Es una molécula que desciende del ADN y
que comparte información genética crucial para la vida. Aunque suele vivir a la
sombra del ADN, el ARN desempeña papeles protagonistas en la célula, permitiendo
que las instrucciones genéticas se conviertan en acción.
A diferencia del ADN, es más común que el ácido ribonucleico exista en
forma de una sola cadena. Otra diferencia a destacar, es que el ARN no es una
molécula uniforme. Existen varios tipos de ARN, incluyendo el ARN mensajero
(ARNm) que lleva las instrucciones del ADN a las ribosomas, el ARN ribosómico
(ARNr) que forma parte de la maquinaria de síntesis de proteínas, y el ARN de
transferencia (ARNt) que lleva los aminoácidos al ribosoma para la construcción de
proteínas.
Una característica muy importante que lo define es la temporalidad. El ARN es
una molécula temporal, en constante creación y degradación. Esto le permite a la
célula adaptarse rápidamente a las necesidades cambiantes.
Esta molécula es clave en diversas áreas de la biología y la medicina. Algunos
ejemplos de aplicación son las vacunas de ARN (como las vacunas contra el
COVID-19) y su uso en terapia génica, ya que se investiga su utilización para corregir
mutaciones genéticas y tratar enfermedades hereditarias.