Imaginemos a la doble hélice como una coreografía perfecta en la que las
letras del código genético se entrelazan en una estructura elegante y sin igual. La
doble hélice es la forma tridimensional del ADN, la molécula que alberga las
instrucciones para la construcción y funcionamiento de todos los seres vivos.
En el nivel microscópico, la estructura de la doble hélice del ADN se asemeja
a una escalera retorcida, donde los escalones están formados por pares de bases
nitrogenadas que se unen en una armonía única. En esta danza genética, los actores
principales son la adenina (A), timina (T), citosina (C) y guanina (G), que se
emparejan de manera específica (A con T, C con G) para formar los escalones de
esta emblemática estructura. La estabilidad de la doble hélice se da gracias a los
puentes de hidrógeno que conectan las bases complementarias. Esta elegante
arquitectura no solo asegura la integridad del ADN durante la replicación, sino que
también, permite la lectura y transcripción de la información genética en la
maquinaria celular.
¿Sabías que la doble hélice no es estática? Experimenta torsiones y cambios
en su estructura en respuesta a diversos factores ambientales y biológicos. Desde la
acción de enzimas que la desenrollan y la replican antes de la división celular, hasta
la interacción con proteínas que la compactan, según las necesidades celulares.