Por: Jennifer Pochne
El síndrome de Patau, también conocido como trisomía 13, es un tipo de aneuploidía que fue descubierta en 1960 por el genetista alemán Klaus Patau. Si bien esta trisomía se describió citogeneticamente en el siglo XX, las primeras observaciones sobre su existencia datan del siglo XVII: en 1656, el naturalista y fisiólogo Thomas Bartholin describió la clínica de un paciente que es compatible con las características de este síndrome.
Definición:
El síndrome de Patau es un trastorno genético originado por un desbalance cromosómico representado por una trisomía 13. Las células de un individuo normal tienen 46 cromosomas: 23 cromosomas de origen materno y 23 cromosomas de origen paterno. Una persona que tiene síndrome de Patau, tiene un cromosoma 13 adicional. Este material genético adicional es el causante de las características físicas y los problemas funcionales típicos del síndrome: tienen tamaño pequeño al nacer; poseen desarrollo anormal del prosencéfalo, la parte media de la cara y los ojos; manifiestan retraso en el desarrollo que implica al sistema nervioso (discapacidad intelectual grave), al musculoesquelético, al cardiovascular y al renal.
Tal como ocurre con otras trisomías, existen distintos tipos de síndrome de Edwards.
- Trisomía 13. Se caracteriza porque cada célula del cuerpo tiene tres copias separadas del cromosoma 13 en lugar de las dos que hay en un cariotipo normal. Es la forma más frecuente de síndrome de Patau, representando el 75% de los casos. Los pacientes que tienen esta trisomía presentan múltiples malformaciones en órganos y sistemas.
- Trisomía parcial. Este tipo se caracteriza por la presencia de una parte de un cromosoma 13 adicional en las células de la persona. En el 20% de los casos, la trisomía 13 está asociada con una translocación robertsoniana en la que el cromosoma 13 se une a otro cromosoma acrocéntrico (cromosomas 13, 14, 15, 21 o 22). También existen casos, aunque son mucho menos frecuentes, en los que el síndrome es causado por translocación recíproca entre el cromosoma 13 y un cromosoma no acrocéntrico. Estos pacientes presentan un fenotipo incompleto por la ausencia de algunas anomalías típicas del síndrome.
- Síndrome de Patau con mosaicismo. Este tipo se caracteriza porque el individuo tiene dos líneas celulares en su organismo: una con trisomía 13 completa y la otra normal. Si bien existen individuos con trisomía 13 en mosaico, estos representan un porcentaje muy bajo de los casos, alrededor del 5%. En cuanto al cuadro clínico que presentan estos pacientes, varía entre un fenotipo normal y el de la trisomía 13 clásica de acuerdo con el número de células trisómicas presentes en los tejidos.
Prevalencia:
El síndrome de Patau es la trisomía reportada menos frecuente en la especie humana. Su incidencia se estima entre 1:8.000 y 1:15.000 nacimientos, aunque es más frecuente en abortos espontáneos y mortinatos: se cree que entre el 80-90% de los fetos con el síndrome no llegan a término. De hecho, la tasa de abortos espontáneos en fetos que presentan esta anomalía es tan elevada, que representa alrededor del 1% del total de abortos espontáneos reconocidos.
Los individuos que nacen con síndrome de Patau raramente superan el año de vida: la supervivencia oscila entre los 4 meses en los varones y los 20 meses en las mujeres. Alrededor del 50% de estos niños fallecen durante el primer mes de vida, y a los 6 meses han fallecido el 70% de los nacidos vivos.
Fenotipo-clínica:
Los recién nacidos con síndrome de Patau tienen retraso de crecimiento pre y post natal. Poseen un tamaño marcadamente pequeño al nacer y muestran un conjunto de malformaciones características que permiten la sospecha clínica en el momento del nacimiento. Los pacientes portadores de esta trisomía presentan algunas características físicas comunes, entre las que se encuentran:
- Cuello corto y exceso de piel en la nuca.
- Patrones inusuales de los rasgos faciales con características que dan un aspecto particular a la cara: frente inclinada hacia atrás; anomalías oculares como microftalmia, coloboma (orificio o hendidura en el iris), hipotelorismo ocular (que puede llegar a la presencia de un solo ojo con aspecto de cíclope), entre otros; pabellones auriculares malformados; defectos en el cuero cabelludo; hemangiomas capilares; paladar ojival; labio leporino/fisura palatina; aparición de dos narices.
- Anomalías de extremidades: polidactilia, clinodactilia, camptodactilia pulgar retroflexible, pies en mecedora, uñas hipoplásicas y convexas, yuxtaposición de dedos, pulgares en gatillo, pie vago.
- Displasia de caderas y malformaciones de la columna vertebral.
Además de los rasgos faciales y físicos típicos, las personas con síndrome de Patau presentan otros tipos de malformaciones y problemas fisiológicos. Entre los más comunes se encuentran:
- Sistema Nervioso: retraso mental muy grave, holoprosencefalia (defecto en la división del lóbulo frontal embrionario).
- Anomalías en zona abdominal: onfalocele y extrofía vesicular.
- Anomalías renales: riñón poliquístico, hidronefrosis y aumento de tamaño del riñón.
- Anomalías del tracto urogenital: útero bicorne, micropene, criptoquidia.
- Anomalías cardiovasculares congénitas graves: comunicación interventricular, displasia valvular y Tetralogía de Fallot, entre otras.
- Hipotonía muscular.
- Hernias inguinales o umbilicales.
Diagnóstico:
Existen dos tipos de pruebas prenatales que se utilizan para detectar el síndrome de Patau: las pruebas de cribado y las pruebas diagnósticas.
Las pruebas de cribado calculan las probabilidades de que un feto tenga síndrome de Patau. Estas son más económicas y fáciles de realizar, pero no permiten saber con certeza si un bebé tiene o no esta patología. Las pruebas de cribado suelen incluir una combinación de pruebas de sangre (donde se detectan sustancias específicas) y ecográficas (donde se mide por ejemplo la translucencia nucal) que, junto con la edad de la madre (las mujeres embarazadas de más de 35 años tienen más probabilidades de tener bebés con aneuploidías) y la edad gestacional del bebé, permite calcular el riesgo de que el bebé nazca con síndrome de Patau. En la actualidad existe otra prueba de cribado que se basa en el análisis de ADN fetal circundante que se encuentra en la sangre de la madre. Esta última alternativa se puede hacer en el primer trimestre del embarazo y ofrece una precisión mucho más alta que los otros cribados.
Por otra parte, las pruebas diagnósticas permiten afirmar o negar con certeza si el feto padece esta anomalía y se basan en la realización de un cariotipo o análisis cromosómico: sobre una muestra biológica se realiza una observación de los cromosomas y se agrupan por tamaño, número y apariencia para buscar diferencias. Las pruebas diagnósticas durante el embarazo incluyen: el muestreo de vellosidades coriónicas (MVC), la amniocentesis, y el muestreo percutáneo de sangre umbilical o cordocentesis. Después del nacimiento, se puede realizar una prueba de cariotipo sobre una muestra de sangre del bebé.
Pronóstico:
Los pacientes con Síndrome de Patau tienen una supervivencia muy escasa: aproximadamente el 28% muere en la primera semana de vida, el 44% en el primer mes y el 86-90% en el primer año. Sólo el 5% sobrevive más de 3 años, y se sabe que el pronóstico de vida de los pacientes se relaciona claramente con la gravedad de las malformaciones cerebrales, renales y cardiacas.
Se ha registrado supervivencia prolongada (en algunos casos hasta la edad adulta), pero esta situación es más común en casos de trisomía en mosaico o parcial y en ausencia de malformaciones graves del cerebro. En general, los pacientes sin mosaicismo solo desarrollan autonomía limitada, con ausencia de habla y deambulación.
Tratamiento:
Los pacientes que nacen con síndrome de Patau y sobreviven necesitan asistencia médica desde el mismo momento del nacimiento. Si bien las anomalías cardiacas representan la causa principal de morbimortalidad en estos pacientes, se plantea el problema ético de si su reparación quirúrgica está indicada, teniendo en cuenta el pésimo pronóstico del cuadro tanto desde el punto de vista físico como intelectual.
Menos del 10% de los nacidos sobrevive el año de vida y es dado de alta. Estos pacientes precisan de atención especializada en el domicilio, requiriendo la intervención de un equipo multidisciplinar. En estos casos resulta imprescindible el apoyo, la contención y la capacitación de los padres y la familia, que han de ser previamente entrenados para la realización de determinadas tareas y maniobras que pueden ser de importancia vital para la supervivencia del paciente. El tratamiento solo es de apoyo, ya que no existen posibilidades de revertir las condiciones.