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Por: Jennifer Pochne

Desde 1979, cada 24 de abril se celebra el Día Internacional del Animal de Laboratorio, como forma de hacer visible esta cruda realidad. La iniciativa por fijar esta fecha fue llevada a cabo por parte de la Asociación Internacional Contra los Experimentos Dolorosos en los Animales (IAAPEA), y fue respaldada y reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La utilización de animales para experimentación ha sido un recurso ampliamente utilizado desde hace siglos. Por ejemplo, existen registros que datan de la Antigua Grecia, que mencionan las disecciones de animales que realizaban Aristóteles e Hipócrates. Otro ejemplo lo constituye Galeno, servidor del emperador Marco Aurelio, quien llevó a cabo experimentos de fisiología en cerdos, monos y perros. En la actualidad, los animales se siguen utilizando para diversos tipos de investigación, pero de forma mucho más controlada. En el mundo desarrollado, existen leyes que regulan esta práctica y son generalmente restrictivas, con el objetivo de minimizarla en la medida de lo posible y de limitar el dolor que se les pueda causar a los animales. 

Los animales más comúnmente utilizados en investigación son los ratones, las ratas y los conejos. Pero, no son los únicos. A continuación, veamos algunos ejemplos de los representantes del reino animal mayormente usados con fines investigativos, e incluso algunos que acabaron por convertirse en auténticos mitos de la cultura popular.

Vaca y oveja

Además de su uso en investigaciones veterinarias propias para su especie, estos animales han sido estudiados como modelos de embriología y metabolismo óseo, circulación sanguínea fetal y  técnicas quirúrgicas y trasplantes, entre otras cosas.

Por ejemplo, las vacas fueron una pieza clave en el desarrollo de la vacuna contra la viruela. Jenner fue un médico que desarrolló el primer gran procedimiento para hacer la inmunización viable y relativamente segura. Él descubrió que la viruela bovina se parecía mucho a la humana, y por lo tanto, usar este animal permitiría tener una vacuna contra esta enfermedad. Así, usando pus de las pústulas de la variante bobina, Jenner testó su idea en un niño de ocho años. ¡Y el experimento fue un éxito!

Por otro lado, todos hemos escuchado hablar de Dolly, la oveja más famosa de la historia. Aunque no fue el primer animal clonado, Dolly sí fue el primer mamífero en nacer como producto de clonación a partir de una única célula adulta y por lo tanto era genéticamente idéntica a la donante. Además de convertirse en el primer mamífero clonado, la principal contribución de Dolly fue la presentación en sociedad de la genética y de su potencial: su nacimiento abrió el debate sobre un tema completamente polémico y fundamental.

La oveja Dolly se ha convertido en uno de los animales que estará entre los más recordados por la comunidad científica.

Ratón

Estos roedores representan un 70% de los animales que se usan en experimentación, lo que los ubica entre los más utilizados. Además de tener muchas ventajas, como su tamaño pequeño, fácil manejo, rápida reproducción, corto periodo de vida, bajo costo, y mantenimiento sencillo, es el animal del cual tenemos mayor conocimiento genéticamente hablando y con el cual compartimos más del 95% de los genes. Por este motivo, los ratones son una pieza clave para el estudio de nuestra propia genética y del sistema nervioso. Los experimentos realizados con estos pequeños animalitos han permitido que hoy tengamos la anestesia, la penicilina, la insulina y muchas de las vacunas actuales, entre muchos otros ejemplos. Un dato curioso es que estos roedores cuentan con un “monumento” en su honor: en el Instituto de Citología y Genética de Novosibirsk, Rusia, se encuentra la escultura de un ratón tejiendo una cadena de ADN, que representa y honra a todos los ratones que han sido sacrificados en nombre de la ciencia.

Mosca de la fruta

Cuando pensamos en animales usados en experimentación, es posible que la primera idea que nos venga a la mente sea un ratón, un conejillo de indias o quizás un mono. Pero, los insectos también pertenecen al reino animal, y de hecho también son objetos de estudio. Por ejemplo, la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) es una de las especies más estudiadas, observadas y usadas de la historia. Pero, ¿qué tiene de especial este insecto? Sucede que tienen varias cualidades que la hacen idónea para las investigaciones en el campo de la genética: es pequeña (y por lo tanto fácil de mantener y de manipular), se conoce su genoma y comparte gran parte de él con los humanos, y además se reproduce con gran velocidad, por lo que se pueden obtener varias generaciones en un corto período de tiempo. Tal es la relevancia de esta pequeña mosquita, que las investigaciones de Thomas Morgan con estos insectos abrió la puerta a una de las mayores revoluciones de la biología, la integración entre la genética y la teoría de la evolución, e incluso ha dado lugar a diferentes descubrimientos que valieron cinco premios Nobel.  

Drosophila ha contribuido al desarrollo de fármacos para combatir diversas enfermedades, desde infecciones de la piel hasta la neumonía y meningitis.

Si bien en muchos casos la experimentación con animales es innecesaria o incluso abusiva, no debemos perder de vista que esta práctica también ha permitido el avance de la ciencia. Por ello debemos estar agradecidos y reconocer a todos aquellos organismos que han sido pilares en el desarrollo científico. Y por otra parte, es fundamental que los investigadores consideren siempre que sea posible, alternativas que cumplen con los requisitos legales de seguridad como los estudios epidemiológicos, las técnicas in vitro de cultivos en tejidos animales y vegetales, los cultivos celulares y los cultivos de órganos, entre otros.

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