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Por: Jennifer Pochne

El 21 de mayo de 1935, el mundo despedía a Hugo De Vries, el botánico holandés cuyo trabajo con especies vegetales le llevó a redescubrir las leyes de Mendel y a introducir su concepto de mutación en la teoría evolutiva. Su legado a la ciencia ha sido fundamental, y al día de hoy aún es considerado uno de los nombres más importantes de la historia de las ciencias biológicas.

Hugo Marie De Vries nació en Haarlem, Holanda (hoy Países Bajos) el 16 de febrero de 1848, y desde pequeño, mostró interés por la botánica. De Vries provenía de una familia con recursos y su padre incluso había sido primer ministro de los Países Bajos. Esta privilegiada posición facilitó que pudiera acceder a estudiar desde muy joven en importantes centros educativos, y finalmente acceder a prestigiosas universidades europeas, donde estudió Botánica. En 1870 se doctoró en la Universidad de Leiden y continuó sus estudios en la Universidad de Heidelberg, donde tuvo la enorme suerte de trabajar con el célebre fisiólogo vegetal alemán Julius von Sachs (1832-1897). En 1878 De Vries fue nombrado profesor de la Universidad de Ámsterdam y director del Jardín Botánico de dicho centro, uno de los más prestigiosos de Europa. Además de ejercer la docencia, en esta misma institución continuó sus investigaciones sobre la fisiología de las células vegetales. 

En 1886, mientras realizaba experimentos de cruzamiento de plantas, De Vries descubrió variedades silvestres de onagra (Oenothera lamarckiana) que diferían de las especies cultivadas. Este hallazgo lo condujo a una nueva metodología para investigar la evolución: incluir la experimentación, en lugar de la mera observación. Siguiendo este novedoso enfoque, el botánico descubrió que en ciertos especímenes cultivados aparecían al azar variaciones únicas, un fenómeno que denominó mutaciones. De Vries descubrió que estas mutaciones o variaciones eran capaces de producir una nueva especie en una sola generación: las mutaciones favorables para la supervivencia de la especie persistían hasta que eran sustituidas por otras variaciones aún más beneficiosas.

La Oenothera lamarckiana fue una especie clave en las investigaciones de De Vries.

En 1900, De Vries redescubrió 1900 los trabajos de investigación del monje austriaco Gregor Mendel (1822-1884), en los que explicaba los principios de la herencia. De Vries reintrodujo las teorías de Mendel en la corriente científica, sin dejar de dar todo el crédito a su predecesor. Si bien otros dos botánicos, Karl Correns (1864-1933) y Erich Tschermak von Seysenegg (1871-1962), hicieron simultáneamente el mismo descubrimiento, únicamente De Vries mantuvo su propia teoría de la herencia. En 1901-1903 resumió sus investigaciones en Die Mutationstheorie (La teoría de las mutaciones).

La teoría de de Vries, enmarcada dentro del Mutacionismo, proporcionaba una primera alternativa a la teoría darwiniana, ampliamente aceptada, la cual sostenía que el surgimiento de las nuevas especies era un proceso lento y basado en cambios pequeños y graduales que se producían debido a la presión de la selección natural. En contraposición, de Vries proponía que la evolución no se producía de esta manera lenta y gradual, sino más bien de forma discontinua, con el surgimiento de grandes mutaciones al azar que, si eran perjudiciales, llevarían al organismo a la muerte, y si eran útiles, la especie continuaría su rumbo evolutivo propio. La novedosa teoría fue muy bien recibida en su momento y gozó de mucha popularidad durante algunos años, hasta que se vio que no era del todo correcta. Con el correr del tiempo se estudiaron los aciertos y las debilidades de ambas teorías evolutivas. Finalmente, se tomaron elementos de cada una de ellas para elaborar la Teoría Sintética de la Evolución, que es la explicación más completa hasta hoy de las reglas que rigen el proceso evolutivo de las especies: la importancia de las variaciones hereditarias y la selección natural propuesta por Darwin, la importancia de las mutaciones sugerida por de Vries, y la influencia del ambiente sobre los organismos que había explicado previamente Lamarck.

Aunque la teoría planteada por De Vries haya sido muy diferente de la concepción moderna del fenómeno, permitió la resolución de conceptos ambiguos sobre la naturaleza de la variación de las especies que, hasta entonces, habían impedido la aceptación universal y la investigación activa del sistema de evolución orgánica de Charles Darwin.

De Vries continuó como profesor de la Universidad de Ámsterdam hasta que se jubiló en 1918, pero continuó sus estudios durante varios años. Murió a los 87 años de edad en la ciudad de Ámsterdam el 21 de mayo de 1935. Su legado, sin embargo, permanecerá vivo por siempre.

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