Por: Jennifer Pochne
Un día como hoy, pero de 1976, falleció en Cannes, Francia el célebre biólogo y bioquímico francés Jacques Monod, quien es considerado uno de los fundadores de la biología molecular y el descubridor del mecanismo para regular la expresión génica. El Doctor Monod dedicó su vida al descubrimiento del conocimiento, e incluso fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina de 1965. Sin embargo, la ciencia era solo una de sus actividades. Su compleja personalidad le permitió desarrollar otros múltiples intereses en los que también incursionó: fue violonchelista (incluso aspirante a director de orquesta), militar (y un héroe de la resistencia francesa), montañista, escritor, administrador y político, y filósofo.
Jacques Lucien Monod nació en la ciudad de París el 9 de febrero de 1910. Su padre era un pintor amante de la música y la historia del arte, y un seguidor apasionado de Darwin. La influencia que tuvo su progenitor sobre el pequeño Jacques resulta innegable: este hombre, que combinaba la sensibilidad artística con una apasionada preocupación por los asuntos intelectuales, tenía una fe positivista en el progreso conjunto de la ciencia y la sociedad. En 1917, cuando Jacques tenía solo siete años, su familia se trasladó a Cannes, al sur de Francia, donde permaneció hasta que fue a la universidad. Monod cursó sus estudios secundarios en el liceo de Cannes, donde fue enormemente influenciado por algunos de los maestros con los que según él mismo “tuvo la suerte de estudiar”.
En 1928, Jacques Monod se trasladó a París e ingresó en la Facultad de Ciencias Naturales. Si bien fue en esta institución donde obtuvo su licenciatura en 1931, más tarde reconocería que su verdadera iniciación a la biología se la debía a otros científicos algunos años mayores que él como George Teissier, André Lwoff, Boris Ephrussi y Louis Rapkine. En 1934, se convirtió en investigador asistente del Laboratorio de Zoología de la Facultad de la Universidad de París, y ese mismo año participó de una expedición científica a Groenlandia. Mientras se preparaba para una segunda expedición a este mismo territorio, Boris Ephrussi le animó a desistir de este plan y solicitar una beca para viajar con él a Estados Unidos. En 1936, con la ayuda de Ephrussi, Monod obtuvo una beca de la fundación Rockefeller para estudiar genética en el California Institute of Technology (CalTech). La decisión fortuita de abandonar la expedición y acompañar a su colega literalmente le salvó la vida: el barco en el que debía viajar a Groenlandia naufragó y no hubo sobrevivientes. En el CalTech conoció al famoso genetista Thomas Hunt Morgan, que lo encaminó hacia el estudio de los mecanismos de la transmisión genética.
En 1938, una vez regresado a Francia, se casó con Odette Bruhl, con quien tuvo dos hijos gemelos, Olivier y Philippe. Aunque pudiera parecer extraño, Monod hizo todo lo posible por intentar alejarlos de la ciencia y convencerles de que el ámbito del conocimiento y las ideas no se limitaba a la connotación actual de la palabra «ciencia». Irónicamente, ambos hicieron caso omiso a las palabras de su progenitor y estudiaron para ser científicos: uno geólogo, el otro físico. Ya asentado en su país natal, Jacques Monod completó su doctorado en Ciencias Naturales en 1941.
Monod tuvo una participación activa en la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual le valió distintas condecoraciones militares como la Cruz de la Guerra y el ser nombrado Caballero de la Legión de Honor. En 1945, luego de la liberación de Francia, se incorporó al Instituto Pasteur como Director de Laboratorio en el Departamento de Lwoff. En esta prestigiosa institución, Monod pasaría el resto de su brillante carrera científica, y en 1953, a menos de una década de ingresar al instituto, fue nombrado Jefe del Departamento de Bioquímica Celular en 1953.
En 1958, Monod inició su colaboración con François Jacob, quien trabajaba en el mismo instituto Pasteur. Juntos, propusieron la existencia del ácido ribonucleico mensajero (ARNm), postulando que esta sustancia sería la responsable de llevar la “información” codificada en la secuencia de bases a los ribosomas, lugares en los que se produce la síntesis de proteínas. Por otra parte, una serie de experimentos llevados a cabo por Jacob y sus colegas dieron lugar a la «teoría del operón», un marco teórico que vincula la expresión génica y la inducción de la síntesis enzimática. Ambos investigadores introdujeron la noción de operones como complejos genéticos, y postularon la existencia de una clase de genes que regulan la función de otros genes al afectar la síntesis del ARN mensajero. Por este trabajo, que dio un fuerte impulso a la genética molecular, Jacob y Monod recibieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1965, compartido con Lwoff.
Después de recibir el Premio Nobel, Monod fue nombrado presidente del College de France en 1967. Además de continuar con la investigación y sus nuevos cargos académicos, Monod se dedicó durante un tiempo a escribir sobre la filosofía de la biología y la evolución. Como resultado de este proceso, en 1970 publicó su ensayo El azar y la necesidad, que se convirtió en un éxito de ventas a nivel mundial. El libro es una reflexión filosófica sobre la imposibilidad de sostener cualquier concepción finalista del mundo y del ser humano, y ofrece una fuerte crítica al enfoque antropocéntrico con el que el hombre percibe la naturaleza. Además, Monod se propuso ilustrar las consecuencias filosóficas y espirituales de los últimos descubrimientos de la biología molecular y de la genética. En 1971, solo un año después de la publicación de su libro, Monod fue nombrado director del Instituto Pasteur.
Jacques Monod falleció el 31 de mayo de 1976 en Cannes, Francia. Fue un hombre que ha sabido dejar su huella en cada uno de los diversos intereses que exploró a lo largo de su vida. Pero sin duda alguna, ocupará para siempre un lugar de especial importancia en la historia de las ciencias biológicas, como uno de los fundadores de la biología molecular.